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lunes, 6 de julio de 2015

Vacaciones en Turquía con un niño. Capítulo 2

Continuación de entrada anterior.

Otro tema, aunque no es, ni mucho menos, el más importante, es el de los pañales. Hay muchas marcas y la mayoría están bien, quizás no sean tan sofisticadas y perfeccionadas como algunas con las que contamos en España, pero hacen bien su trabajo. A nosotros nos gustaron los de la marca Huggies y sus toallitas para limpiar el culete, así como las de la marca Nívea.
Respecto a champú y gel de baño allí hay muchísimas marcas incluidos los clásicos Johnson y Baby Sebamed, eso sí, este último es aún más caro que en España porque está claro que todos los productos de droguería son de precio mucho más elevado allí y esto no iba a ser menos.
En la mayoría de los restaurantes (en todos en los que estuvimos) había sillita-trona para los peques. Nosotros llevamos nuestra propia trona de tela para poner en cualquier silla pero casi no la utilizamos.
En casa de mis cuñados (donde estuvimos todo el mes) no tienen baño, sólo ducha pero ellos compraron una bañerita de plástico donde la peque disfrutó muchísimo. Así todo, en la mayoría de las jugueterías tienen por menos de 10€ bañeras hinchables la mar de monas  y fácilmente almacenables. En una de ellas encontramos el famoso flotador Swimtrainer, muchísimo más barato que en España, ¡y cuanto disfrutó con él!.
Y respecto a medicamentos...imagino que ya sabréis que en Turquía es relativamente fácil conseguir fármacos de uso habitual sin receta en cualquier farmacia. Una cosa destacable de Turquía es la gran profesionalidad de los farmacéuticos, además están muy bien formados (creedme, se de lo que hablo), por lo que encontrar Paracetamol o ibuprofeno para niños no será tarea difícil. Pero no estaría mal que llevaseis un botecito del antitérmico/antiálgico (para fiebre/dolor) que uséis habitualmente. Otra cosa que os recomiendo es que hagáis un seguro médico para vuestra estancia. La sanidad pública tiene fama de regular, yo la he "catado" en parte y bueno, algunas cosas tienen que mejorar muchísimo, y la sanidad privada es cara. La solución es hacerse ese seguro para aquellos que no sean turcos (o también) e ir totalmente relajados porque nunca se sabe lo que puede pasar.
Y hablando de salud tengo que mencionar la seguridad en carretera. En Turquía la leyes de tráfico son laxas, o al menos en los pueblos y pequeñas ciudades. Lo habitual es ver motoristas sin casco, tres personas montadas en una misma moto, o ¡incluso una familia entera!. Con los cinturones de seguridad más de lo mismo, mucha gente no se lo pone ni delante, así que podéis imaginaros que tampoco muchas personas se preocupan por la seguridad infantil. Tenemos unos amigos turcos que llevan la sillita de seguridad para su hija en toda regla, pero otros nos sorprendieron llegando al restaurante en el que habíamos quedado en una moto los tres, eso sí, con sus cascos correspondientes (más bien de poca calidad), lo cual es una locura más aún teniendo en cuenta que su hija sólo tiene 4 años, cualquier frenazo o se resbala la moto y la niña, por mucho casco que lleve o no lo cuenta o quedaría con importantes secuelas. A mí la carretera me da muchísimo respeto y ni loca iba a permitir llevar a mi hija sin ningún tipo de seguridad en el coche. Se habló de comprar una silla de seguridad para el coche allí en Turquía pero ¿y el viaje de hora y media desde el aeropuerto hasta nuestro destino a la llegada?. Por otro lado no hubo mucha disposición por parte de la familia política para comprar nada así que aún tuve más claro que me llevaría el Maxicosi conmigo. De hecho no hubo ningún problema para llevarlo como equipaje de mano. En todos los vuelos lo metieron en una bolsa, lo recogieron con cuidado y nos lo devolvieron en perfectas condiciones al llegar a destino. Así todos los viajes en coche dentro de Turquía fueron seguros y cómodos para la peque. ¿Qué había mucho trasto y es incómodo?, como decía mi marido, pues sí, pero si el estar yo incomoda hace que mi hija esté más segura y cómoda, me importa un bledo tener que llevar mil cosas de un lado para otro.
Se me olvidaba hablar sobre el carrito de paseo. A nosotros en España nos prestaron unos amigos un carrito maravilloso Stokke último modelo pero que tiene el gran defecto de ser un armatoste y encima pesa como un demonio. Ni loco podrías llevarte eso de viaje ni en coche. Así que aunque una vez más se discutió el tema de comprar una sillita barata al llegar allí o comprar una de esas de tijeras que venden en grandes supermercados que salen por unos 25€, ambas ideas de mi marido. Si nos la rompen en el viaje no nos dolerá". Ya claro, no nos dolerá pero no tendremos sillita. Como además yo y mi espalda necesitábamos una sillita más ligera en el día a día en España decidí comprar una Babyzen yoyo que es una de las sillitas más compactas y ligeras del mercado, y si además le añades que es la única que, por su pequeño tamaño cerrada, se puede meter en la cabina del avión ni te cuento. Es súper cómoda y cabe a la perfección con otras cosas en el maletero de mi coche. Eso sí, es cara, pero como teníamos tantas cosas que nos habían regalado o prestado pensé que era un dinero bien empleado, y de verdad que lo ha sido. Mi peque no es de sillita pero ésta me ha sacado de muchos apuros y mi espaldita lo agradece también. Dias antes del viaje fui al aeropuerto (vivimos cerca) y llevé la sillita. En el mostrador de la aerolínea al ver el carrito abierto me dijeron que era imposible que fuese equipaje de mano, pero cuando lo plegué y lo metí en su bolsa y luego lo introduje sin dificultad en el receptáculo que tienen para medir bultos de mano...¡hasta aplaudieron!. Así que fui la mar de relajada todo el camino con todo lo más básico a mano.

Deciros que en el vuelo internacional, tanto ida como vuelta nos sentaron en la primera fila y allí tenían unos a juguemos donde encajaba una cuna en la que la peque pudo dormir un buen rato. Si no recuerdo mal tiene un límite para niños de 10kg pero no es excesivamente larga, pero parecía cómoda. Si el blog me lo permite pondré fotos, y de otras cosas comentada también.

En fin, ya no recuerdo más cosas que os pueda comentar respecto a este tema.
Si se os ocurre algo o tenéis alguna duda ya sabéis que podéis dejarme un mensaje en los comentarios de la entrada.

Gracias por leerme.

sábado, 4 de julio de 2015

Vacaciones en Turquía con un niño (comida, pañales, seguridad) capítulo I

Ir a otro país con un niño, sobre todo en menores de dos-tres años, es algo que puede complicarse, afortunadamente la globalización tiene una ventaja y es que en países desarrollados los productos que vamos a necesitar son iguales o casi.
El año pasado íbamos con un miedo, la leche de continuación de nuestra peque; es una niña a la que le costó muchísimo pasar de teta a biberón y encontrar un biberón que le gustase fue una odisea, de hecho, después de probar más de 10 tetinas diferentes sólo admitió una en forma de cereza de un pequeño biberón de cristal que encontramos por pura casualidad gracias a mi madre, que aún ahora con dos años sigue utilizando. Esto dificultó aún más los preparativos ya que teníamos que llevarnos unos cuantos de esos biberones a Turquía porque eran difíciles de encontrar hasta en España, y además, al ser de cristal, había que llevarse los suficientes por si alguno, o algunos, se rompía en el viaje o allí accidentalmente. A esto había que añadirle nuestro temor a que no le gustase la leche en polvo que hubiese allí. Estuve investigando por Internet y mandé a mi concuñada a varios supermercados de allí para decirme qué marcas de leche tenían. Por suerte una era Aptamil que es la Almirón de aquí en España pero con otro nombre. Es una buena leche y muy conocida. El problema es que nuestra peque no tomaba Almirón en España sino Nativa. Así que, con la esperanza de que Aptamil y Almirón supiesen igual, unos quince días antes del viaje empecé a sustituir poco a poco la Nativa por la Almirón (mitad de los cacitos de una marca y mitad de la otra, hasta pasar poco a poco a la nueva pura) para que el cambio de sabor fuera gradual. Tal vez pensareis que es demasiado trabajo y si es así es porque: a) no tenéis niños, b) tenéis la suerte de tener niños poco quisquillosos. Nosotros no podíamos arriesgarnos porque come muy poco y es muy finolis y ya nos faltaba que se negase a tomar la poca leche que bebía porque le encontrase sabor raro. Tenemos que recordar que estamos hablando de una niña que de aquella tenía 15 meses con la que no se puede razonar o dialogar. Este problema tampoco sucedería si aún estuviese dándole el pecho como a mí me hubiese gustado pero, debido al intenso estrés de mi trabajo y la cantidad de horas que pasaba fuera y a pesar de utilizar el sacaleches eléctrico cada vez que podía estando fuera de casa, mi cuerpo dijo "basta" y dejé de producir leche. Si estás dando de mamar cuando viajes eres afortunada porque la leche la llevas contigo y encima es un método maravilloso para evitar el taponamiento de oídos típico de los cambios de presión que se producen en el avión haciendo que tu peque mame en despegue y aterrizaje, además de que les ayuda a calmarse y dormir. Por otro lado, si la estancia en Turquía no es muy larga puedes llevarte en la maleta un bote de la leche en polvo utilizada normalmente, o incluso en una bolsa con zipper y la leche que vayas a necesitar dentro, el problema es que nosotros íbamos a estar un mes y no era plan de llenar la maleta con botes de leche, serían muchos y no queríamos tampoco problemas en aduana o algo así. He de decir que en los aeropuertos respetan mucho los alimentos para bebés y niños, incluido el agua y los potitos que van en el equipaje de mano, pero no sé cómo actuarán si detectan una gran cantidad de algún polvo dentro de una maleta. Con lo que llevas a mano tienen un sistema de seguridad para averiguar si se trata o no de droga: pasan unos papelitos por encima de las bolsitas y los potitos los pasan por una máquina (no sé cómo se llama o en qué consistía) y así sabían lo que había realmente en su interior, es muy rápido. En la mochila llevamos leche suficiente para el viaje y para los primeros tres días para poder comprar leche allí con tranquilidad y hacer de nuevo un cambio gradual por si acaso.
Antes os he nombrado los potitos, yo nunca he estado a favor de ellos porque siempre he pensado que la comida debe ser lo más fresca y natural posible pero era algo a lo que recurrimos de forma desesperada debido a la falta de apetito de la peque y al final se convirtió casi en lo único que comía junto con la leche y la fruta. Por suerte, en aquella época ella ya comía sólidos hacia tiempo y no le hacia ascos a un trozo de pizza casera o a un plátano maduro a bocados, y menos mal porque a pesar de que en Turquía hay varias marcas de potitos idénticas a las que tenemos en España, no así variedad ni sabor. Los potitos de España saben regularcillos pero son comestibles hasta para un adulto, pero en Turquía compramos unos 6 diferentes y ninguno le gustaba, y no la culpo porque estaban verdaderamente asquerosos (doy fe). Muchos de los potitos de allí son estilo sopa mas que puré y con tropezones viscosos; no dudo de que le guste a algún niño, pero no creo que a muchos.
Otro rollo eran los yogures, se que suena raro porque ya sabemos lo que les gusta a los turcos el yogur en la comida, pero no como postre, así que encontrar yogures de sabores al gusto de la niña (no había mucho donde elegir) se convirtió en otro problema, tanto que llegó un momento en el que se negó a probar más. Había mucha comida que le gustaba como el pide, yaprak sarma, köfte, tavuk şiş kebap...pero también mucha que no podía comer fuera de casa por el picante, y además, aunque comía con apetito, se saciaba enseguida.
En resumen, si tu retoño no es muy exigente no hay porqué preocuparse porque allí hay de todo, pero si te sale un bichito como el nuestro tendrás que adaptarte lo mejor que puedas como hicimos nosotros.

Continuará...

jueves, 2 de julio de 2015

Cómo viajar a Turquía con un niño (y cómo voy a echar de menos no ir este año)

Este es el segundo año que no voy de vacaciones a Turquía desde el año 2007. Hace dos años no pudo ser porque acababa de dar a luz a mi hija y era una verdadera locura. Fue duro no salir de la ciudad y eché mucho de menos estar en Turquía, pero era lo que tenía que hacer. El año pasado nos liamos la manta a la cabeza y como mis suegros no conocían a la niña, y además no parecía que iban a hacer el "esfuerzo" de venir a verla a España, decidimos ir nosotros por una parte para presentarla a la familia y por otra por puro egoísmo, ya que echábamos de menos esas tierras y unas vacaciones sin enclaustramiento. Pero viajar con un niño no es nada fácil, a no ser que sea muy tranquilo, y el viaje se puede convertir en un verdadero infierno. Yo fui optimista y le eché valor al asunto y comenzamos bien. Yo, que soy muy prevenida, lo preparé todo para cualquier imprevisto. La peque se portó de maravilla hasta Estambul (más de tres horas de avión), en el aeropuerto Atatürk un poco peor (ya iba cansada) y la hora de vuelo hasta Izmir fue eternaaaaaaa porque ya estaba exhausta y nosotros también. Ya lloraba por cualquier cosa y no se podía dormir a pesar de ser tarde. Encima aún nos quedaba una hora y media más en coche. Por suerte (o no) ese último viaje lo hizo dormida en su sillita maxicosi pero al llegar a destino se desveló y tardó como dos horas en dormirse otra vez, y nosotros a punto de darnos algo. Yo quería hacer noche en Estambul tanto a la ida como a la vuelta a España pero a mi marido le entró la prisa y dijo que la ida del tirón. ¡Bastante bien nos salió la jugada!.
La vuelta a España fue otra historia. Hasta Izmir en coche bien, al igual que el avión hasta Estambul, pero a pesar de que estuvimos tres noches en Estambul el vuelo de vuelta a España fue horrible. A mi se me taponaron los oídos y ella no dejaba de llorar, posiblemente por lo mismo. Intentábamos darle algo de beber o comer para que al masticar o tragar se abriese la trompa de Eustaquio y se airease el oído medio y así evitar esa sensación pero ella se negaba. Estuvo como 15 minutos llorando que nos parecieron mil horas. No sabíamos que le pasaba realmente y por tanto qué hacer. Aún describiéndolo hoy me va el corazón a mil porque fue un rato malísimo. Para colmo algunos pasajeros en vez de tener empatía (yo estaba casi llorando de agobio) empezaron a protestar como si lo hiciéramos a propósito. Nunca olvidaré la cara de asco y desprecio de un tipo extranjero (claramente no era ni español ni turco) que estaba al otro lado del pasillo, aquello se me quedó grabado y aún más el cachete que le di en el culo (con pañal) a mi niña linda, ¡Pobrecita!, encima que estaba pocha su mamá le da en el culo incitada por aquel hombre asqueroso. Nunca me lo perdonaré en la vida, aunque no le doliese, pero fue injusto. Aún más me dolió cuando casi terminando el vuelo nos dimos cuenta de que nuestro angelito tenía fiebre. Me sentí la peor madre del mundo, súper culpable porque pensé que todo aquello era por el carácter terco y rebelde de mi niña cuando en realidad era que estaba incubando una infección. Lo pasamos tan tan tan mal que cuando llegamos a tierra mi marido decía que el año que viene no volveríamos a ir a Turquía, ni a otro sitio lejano, por nuestra hija y por nosotros. Y es que el sitio de vacaciones no es lo mismo cuando viajas solo y sin ataduras que con la responsabilidad que un pequeño acarrea. Nosotros eso ya lo sabíamos y éramos conscientes de ello pero no ves lo durísimo que es hasta que lo vives. No pudimos ir a la playa tantas veces como queríamos porque el sol pegaba muy fuerte incluso a primeras horas de la mañana y de la tarde y teníamos por la blanquita piel de nuestra peque. Tampoco pudimos visitar lugares a los que queríamos ir porque sería difícil con ella. Total, que fue un quiero y no puedo.
Así que este año, conociendo el carácter de nuestro cachorrillo y pensando en el año pasado, hemos decidido no ir a Turquía y quedarnos en España. Por otro lado viajar tres personas es harto caro en Agosto aún comprando los billetes con antelación. Mis suegros no han entendido muy bien nuestro motivo para no ir, que también incluye el hastío de la monotonía (demasiados veranos haciendo lo mismo), ya que han visto a su nieta poco tiempo y no ha catado de primera mano su carácter aventurero, arriesgado e incansable; si le quitas el ojo un segundo estás perdido. El año que viene si Dios/Allah quiere iremos porque ya tendrá 3 años y podrá haber mas diálogo, entretenerse en el avión coloreando o con una peli y tal vez (ojalá) sea un poco más fácil.
En las próximas entradas os contaré cómo nos organizamos el viaje: billetes, maleta, asiento, comidas, pañales, etc.

jueves, 12 de febrero de 2015

Sigo a vuestro lado

Aquí sigo, leyendo y contestando a todos y cada uno de vuestros comentarios. No me he ido, sigo a vuestro lado por si mis consejos e información os sirven de ayuda.
Un abrazo enorme para todos y gracias por leerme.

lunes, 7 de julio de 2014

Un nuevo miembro en nuestra familia hispano-turca

Como muchos sabéis, hace tiempo que no escribo en el blog, o al menos de forma frecuente, y no ha sido por falta de ganas sino más bien por falta de tiempo y por estar exhausta, ¿el motivo?, en Septiembre me quedé embarazada y han sido 41 semanas y dos días muyyyyyyy largos y no exentos de dificultades y gran cansancio.

A mitad de Junio, más tarde de lo que pensábamos, y tras 55 largas horas de contracciones y unas 5 horas de parto, nació nuestra niña, nuestro bebé, nuestro todo. Ella es, sin duda, la representación de nuestro amor, la representación de que los caminos a veces son difíciles pero que con persistencia, esperanza y lucha todo se puede. No ha sido fácil llegar hasta aquí y la lucha no ha terminado, pero ahora, cada vez que miramos a nuestra niña no paramos de sonreír y de sentirnos los más afortunados del mundo.

Con nuestra historia queremos animaros a luchar por vuestro amor, porque aunque nuestra vida no es nada fácil, merece la pena estar juntos. El amor puro y verdadero merece todos los sacrificios y luchas del mundo.








jueves, 19 de junio de 2014

Trabajo en Turquía para un extranjero

Hola a todos.
Hoy respondo a un tema del que ya hemos hablado alguna vez, planteado por Claudia a través de un comentario. Os pongo aquí su duda y a continuación mi contestación. Me gustaría hablar más sobre el tema pero ahora no tengo tiempo ni para respirar!!. Sois libres de contestar también al tema contando vuestra experiencia a través de un comentario en la entrada.


Hola Ginnie, quiero que por favor hables en tu blog acerca de la situación laboral que una mujer casada con un turco puede tener, pues mi novio quiere que nos casemos en Turquía y vivamos allá, pero yo quiero ejercer mi profesión, no quiero quedarme solo de ama de casa. ¿Cómo ves tu la situación para una mujer profesional, extranjera, casada con un turco y que solo sabe inglés intermedio?

Gracias


Hola Claudia,

Puedes ver que el blog está parado hace tiempo y es que no tengo tiempo para nada desde hace un año que nació nuestra preciosa hija.
Combinar trabajo con criar un bebé sin ayuda es harto difícil. Así que te contesto a las 1:45 de la mañana cuando mis amores duermen y yo tengo tiempo para pensar.

Nosotros no vivimos en Turquía, sino en España. En varias ocasiones nos planteamos vivir en Turquía pero desechamos la idea porque yo tendría grandes dificultades para ejercer mi profesión allí, y no porque sea mujer (que puede haya dificultades por eso también en mi profesión en concreto) sino porque hay varias profesiones que están prohibidas ejercer por extranjeros en Turquía. Había una lista, que ahora no se dónde la tengo, de todas esas profesiones. Me acuerdo que algunas de ellas, aparte de mi trabajo, que es la medicina, eran dentista y abogado. En los últimos años se han ido relajando respecto a la medicina ya que hay muchos lugares sin asistencia médica y además es un intento de abrirse a Europa. Así que ahora se puede ejercer allí como médico siendo extranjero pero los obstáculos que hay que saltar son tan grandes que me niego. Hay que hacer un examen para ver el nivel de turco, hasta ahí lo entiendo, pero también hay que hacer un examen de medicina como el horrible MIR de España en turco para ver tus conocimientos. A ver, yo he estudiado 6 años de carrera, dos años preparándome el MIR y unos cuantos años más estudiando la especialidad. Me he pasado la mayor parte de mi juventud estudiando y ahora quiero relajarme y vivir la vida. Así que teniendo en cuenta que la medicina es mi vocación y que no quiero dejarla, por ahora no creo vayamos a Turquía. Dicho esto y sin saber a qué te dedicas te diré lo mismo que le dije a otra chica a través del blog (imagino la contestación estará por ahí si la buscas) y es que trabajar en Turquía sin saber turco es muy muy muy difícil. Da igual el nivel de inglés que tengas. Así que si quieres trabajar allí te aconsejo que comiences a estudiar turco ya. Da igual que seas mujer u hombre debes saber turco. Evidentemente si vais a vivir en una ciudad de la costa Oeste o suroeste de Turquía donde hay una gran cantidad de turistas extranjeros será más fácil que encuentres trabajo teniendo un buen nivel de inglés y chapurreando en un principio el turco, pero tampoco es tan fácil. En Estambul es bastante difícil y esto lo sé por chicas y chicos españoles que se fueron con sus parejas turcas allí y me lo han contado. No decaigas y si vas dedícate a ser ama de casa un rato y el resto ve a una academia de turco o estudia por tu cuenta un buen rato cada día.
Mucha suerte!!.

P.D.: de momento blogger no me deja dar permiso para que pongáis comentarios, lo  intentaré más tarde.

sábado, 15 de marzo de 2014

A vuestro lado

Una vez más, y como podéis comprobar, os recuerdo que estoy al otro lado del teclado dispuesta a responder a vuestras dudas. Ya veis que tardo poco en responderos. Como contesto en forma de comentario en la entrada dónde formulasteis vuestra pregunta tenéis que estar atentos mirando de vez en cuando a ver si os he respondido. No se si tendréis aviso de contestación si os hacéis seguidores del blog, puede que sí, pero no estoy segura.

Sigo a vuestro lado, apoyando vuestra decisión de compartir la vida con un/a turco/a.

Un abrazo enorme para todos.)